Pedro Bonifacio Palacios

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Adiós a la maestra - Pedro Bonifacio Palacios 

Obrera sublime,

bendita señora:

la tarde ha llegado

también para vos.

¡La tarde, que dice:

descanso!...la hora

de dar a los niños

el último adiós.

Mas no desespere

la santa maestra:

no todo en el mundo

del todo se va;

usted será siempre

la brújula nuestra,

¡la sola querida

segunda mamá!

Pasando los meses,

pasando los años,

seremos adultos,

geniales tal vez...

¡mas nunca los hechos

más grandes o extraños

desfloran del todo

la eterna niñez!

En medio a los rostros

que amante conserva

la noble, la pura

memoria filial,

cual una solemne

visión de Minerva,

su imagen, señora,

tendrá su sitial.

Y allí donde quiera

la ley del ambiente

nimbar nuestras vidas,

clavar nuestra cruz,

la escuela ha de alzarse

fantásticamente,

cual una suntuosa

gran torre de luz.

¡No gima, no llore

la santa maestra:

no todo en el mundo

del todo se va;

usted será siempre

la brújula nuestra,

¡la sola querida

segunda mamá!