Irene Gruss
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Scherzo - Irene Gruss
No, ya casi no paso o miro ese ir y venir; cada tanto corroboro
el azul, pero lo que llamé inmensidad, amplitud,
un buen día volteó mi cuerpo hasta quedar
de rodillas.
Dolía y la corriente obligaba
no a rezar sino a hincarme
frente a ese ir y venir. Queridos míos,
no es bueno inclinarse ante el mar;
¿mi voluntad eligió vivir? Alcé como pude
el esqueleto y avancé hacia la arena ardiente.
El mar es sal.
*El texto en cursiva pertenece a Jane Campion.