Tu piel -  Roberto Ledesma

Digo: "tu piel", y sé que no se entiende.

Es en otro decir y en otro idioma.

Hace falta lenguaje de paloma

que de arroyos y gárgola se aprende.

Y la palabra perseguida es duende.

Blancura, no, ni suavidad, ni aroma;

agua cuyo sabor solo se toma

cuando en la brasa de la sed se enciende.

Si de decirlo pierde su sentido,

de compararlo se me desencanta

al solo nombre de lo conocido.

Queda este claro sortilegio: canta.

Porque tal vez algo parecido

el gusto de tu voz en tu garganta.