Francisco Madariaga
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El viaje del lobo - Francisco Madariaga
Un lobo transporta un pedazo de amor muerto,
lleva en uno de sus ojos acostada también a llamada.
¿Será porque cuando es tarde ella se pudre
también en lo estático,
o porque el viaje es tiernamente bello en los
ojos del lobo?
Ah, lobo, sentado como un señor de ojos de fuego
en la berlina,
corrompe con tus pupilas la espalda jorobada
del postillón que babea.
Una bella santa y bárbara en la colina despide
a una idea,
con los caballos del recuerdo arranca hacia la
perfección de la tierra,
las ruedas giran dirigidas por la caridad de estos
seres del infierno.
Postillón, oh hermano de su casa, ah perro que
boquea la peste del desamor entre sollozos.
Ah lobo de pecho raso, dirígelos con la ternura
de tus dientes.
La criatura ha conducido todo el año con sus
vestidos que se pudren.