Haikus de  Mario Benedetti

haiku n° 2

la muerte invade

de vez en cuando el sueño

y hace sus cálculos.

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haiku n° 10

después de todo

la muerte es sólo un síntoma

de que hubo vida.

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haiku n° 17

son manos locas

de pianista o de herrero

las que nos hablan.

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haiku n° 21

óyeme oye

muchacha transeúnte

bésame el alma.

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haiku n° 26

No sé tu nombre

sólo sé la mirada

con que los dices.

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haiku n° 40

en plena noche

si mis manos te llaman

tus pechos vienen.

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haiku n° 43

La caracola

me deja en el oído

viejos pregones.

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haiku n° 47

El río avanza

con los cisnes estáticos

y vanidosos.

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haiku n° 48

la mujer pública

me inspira a más respeto

que el hombre público.

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haiku n° 51

las plantas oyen

si uno las lisonjea

se hinchan de verde.

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haiku n°52

si me mareo

puede que esté borracho

de tu mirada.

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haiku n°54

el cocodrilo

y el sauce llorón lloran

de puro vicio.

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haiku n° 55

cuando diluvia

pienso que está cayendo

el mar de arriba.

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haiku n° 56

el amor simple

la paz de los burdeles

no le hace daño.

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haiku n° 57

drama cromático

el verde es un color

que no madura.

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haiku n°58

las añoranzas

son menos añoranzas

cerca del río.

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Haiku n° 59

cuando mis ojos

se cierran y se abren

todo ha cambiado.

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haiku n° 60

quién lo diría

los débiles de veras

nunca se rinden.

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haiku n° 61

me siento vieja

pero el zorzal es joven

y me provoca.

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haiku n° 62

oscuro unánime

sólo queda un farol

que pide auxilio.

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haiku n° 63

cuando anochece

se estremecen los pinos

y no es de frío.

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haiku n° 73

en cofre nuevo

guardé los sentimientos

perdí la llave.

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haiku n° 110

ya todo es rojo

geranios rosas vino

banderas sangre.

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haiku n° 122

Nos van dejando

sin árboles sin ubres

sin fe sin ríos.

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haiku n° 172

la poesía

dice honduras que a veces

la prosa calla.

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haiku n° 181

cuando seducen

las mujeres se vuelven

una guitarra.

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haiku n° 186

cada mujer

puede ser dos mujeres

déjenme una.

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haiku n° 195

Que astuto el mar

si antes hubo sirenas

quedan las colas.

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haiku n° 207

la calle asciende

por la ventana abierta

yo la saludo.

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haiku n° 217

nada conforta

como una teta tibia

o mejor dos

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