Miguel Espejo
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El poeta asesino - Miguel Espejo
¿Por qué estoy de duelo vestido de negro?
Por el más pleno amor que conocí
Y he destruido.
David Cooper
No tengo disculpas precisas para ofrecer a esos labios que descubrieron el secreto rostro de mi nombre
no tengo fuerzas para emitir ese grito que arrancaría de mí
no tengo palabras para exponer las causas por las que me encuentro en este espantoso estado de naufragio
no tengo a la persona que deseo acariciar para inventarle un nuevo lenguaje
que no contemple las concesiones a las que nos obliga cotidianamente para sepultarnos antes de tiempo
no tengo esa persona
porque no la tuve nunca
estoy despojado de todo lo que quise
y de lo que aún quiero
despojado de aquellas estrellas que bordearon mi abismo para señalarme que el universo no era infinito
de las palabras que utilicé y que luego se ocultaron en la caverna del infierno para que tuviese que descender hasta allí para encontrarlas
de esa mujer que como un cometa se había instalado en la garganta de mi corazón para insuflarle un poco de aliento
hasta que descubrió que yo ya nada tenía
estoy despojado de ese equilibrio que se necesita para una auténtica creación, de ese mágico desorden que algunas veces exorcizó el terrible hambre que había en mí
estoy sin destino en las líneas de mis manos
vencido por las batallas que tuve que librar
para comenzar a escribir la primera línea
y ahora estoy despojado de los cientos de poemas que he escrito
para luchar contra la nada
y poder afirmarme en una parte del territorio de los hombres
que no estaba en ninguna parte
y cubrir la ausencia del amor
y de todos los sentimientos
despojado de muchas de las cosas que me corresponden por el solo hecho de haber nacido
de esta época a la que hubiese querido penetrar con las manos llenas
llenas de un vacío semejante al fututo
despojado de la esperanza que tuve de participar con mis actos en la incesante marcha del hombre para barrer con sus victimarios
de los mínimos incentivos que cualquier hombre
necesita para continuar escribiendo sin sentir que todo es absolutamente inútil
y de aquella biografía que mis manos deseaban labrar
la historia está atrás
confundiéndose con las sombras de un gigante herido
irrecuperable como los sueños del adolescente que yo era
el suicidio está atrás
sin abrirse para mi carne
que tanto lo necesita
ya no tengo fuerzas para dibujar ese país donde hubiese podido vivir sin inquietarme por ese permanente esfuerzo de eludir los cuchillos de los miles de verdugos que habitan en mi cuerpo
junto a ella que ya no está
junto a los hijos que hubiésemos merecido tener
para enseñarles a descubrir desde temprano
todas las trampas que este mundo nos tiende
el amor ha sido manoseado todo el tiempo
por los amigos, los padres, los hermanos
las instituciones que cambian hombres como si fuesen monedas
todo el tiempo que necesitábamos amar
para lograr una comunión con el vientre de la tierra
brutal agujero del universo
y las manos de esta civilización apretaron mi garganta
para impedir que del chorro de sangre de mi lengua surgiesen las verdaderas imágenes destinadas a quebrar aquello que mentes paralizadas llaman cultura
para que no pudiese hablar con precisión acerca de los males en los más recónditos lugares que nos rondan
para que finalmente no pudiese lanzar las palabras ciegas a mediodía
y deslumbrantes en el mismo instante de la medianoche
¿y por qué la perdí?
la perdí por los acontecimientos que pesaron demasiado sobre mis hombros
por disponer de un Yo cuando éste no era necesario
por incurrir en el vicio de pensar constantemente y no poder impedir que este hecho robase mi cuerpo, ni impedir tampoco que esto la angustiase y la volcase desguarnecida hacia el vacío
la perdí por todo lo que es mi vida
y por la imposibilidad que tengo para cambiarla
hacerla fuerte y maleable como un océano para luchar con eficacia en contra de este estado miserable de cosas y valores
la perdí por el secreto orgullo de creerme duradero para cualquier persona que alcanzase a leer sobre mi cuerpo los fragmentos desvanecidos de un antiguo poema
por sentir que me era imposible sostener al mismo tiempo el amor, el poema, los actos que hubiese debido realizar para encontrarme en el seno de la historia
y todo era demasiado
entonces
entonces
la perdí por mi semejanza con la muerte
por las infinitas exigencias que tuve para conmigo
y por extenderlas hasta ella
porque nunca pude encontrarla con mi rostro
a pesar de haberme ofrecido ella todos los que poseía
y ahora la necesito con cualquier rostro
la perdí de mil maneras
pero sobre todo
porque este mundo me impidió amarla de otra forma
recorrerla de otro modo que no fuese gastándola.
San Salvador de Jujuy, noviembre de 1972.