Miguel Espejo
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Entre círculos - Miguel Espejo
Sí, siempre que uno se encuentra
en el centro de la pérdida de las cosas
en el centro de la pérdida de la gente
la pérdida de los padres y de la patria
de un hijo o de un hermano
de una esposa o de una amante
que escapa lejos, muy lejos
adonde nace el lenguaje del viento
y se hunde muy hondo
donde se agita el murmullo del mar
escapa indefectible, irrevocablemente
sin que haya nada -en nuestras manos
en nuestro corazón-
lo suficientemente fuerte para retenerla
hay que lamentar una grave y terrible tristeza
para soportar tanto vacío
una ilusión inmersa en el torbellino de la nada
un sensación de angustia y penuria
equidistante del amor
tan fuerte como el amor
y tan privado de fuerzas
en el límite de las cosas
en el límite de los actos
sólo encontramos una gran desolación
y alguna palabras para expresarla
cómo hubiese querido ser todas las cosas
todos los sentimientos
no traicionar ninguno
ni en la intimidad ni en la elocuencia
ni en la sorpresa ni en la cautela
ser todas las cosas como lo deseaba Pessoa
escondiéndose detrás de las sucesivas máscaras
ocultando las carencias, el dolor
la cercanía del pensamiento
y, sobre todo, una profunda nada
ah, qué sorpresiva nuestra condición, nuestro destino
donde nos es dado lamentar todo
imaginar aquello que puede faltarnos
acompasando lo que verdaderamente se ha ido
¿de dónde sacar ahora auténticos impulsos
de qué sombrero extraer algún garbo
alguna inédita ternura?
ni las más plenas palabras bastan para expresar nuestras pérdidas
ni los interminables corredores de un laberinto
ni las dudas que brotan intermitentemente del alma
mi corazón es un río extraviado en los mares de la ausencia
en los atardeceres donde la tristeza reina
y donde ningún calmante basta para aquietarla
yo hubiese querido tantas cosas
tantas situaciones y tantos actos
hasta cien muertes distintas
pero soy apenas esta tristeza sin patria
sin ilusiones, sin vértigos
como un péndulo que se encuentra al borde de apagarse
y no quiere sino repetirse a sí mismo
mi corazón es apenas el símbolo de una fuga
el ritual desgastado de un mundo en donde ocurren todas las faltas
todos los pesares, los agobios
y la llama que incinera el resplandor y la alegría
yo hubiese querido tantas cosas para mi vida
tantos sentimientos para mi corazón
tantos fervores para mi alma
pero sólo encuentro esta crucifixión diferida
esta noche, este tormento sin gloria
ni un muelle, ni una estación de trenes
pueden reflejar la intensidad de este vacío
que todavía siente
la pérdida de las cosas
la pérdida de la gente
la pérdida de la pérdida.
México D. F., 12 de septiembre de 1981