Anne Sexton
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El aborto - Anne Sexton
Alguien que debió haber nacido
ya no está.
Así como la tierra frunció su boca,
cada brote pujando por salir de su nudo,
yo cambié de zapatos, y luego viajé hacia el sur.
Más allá de las Montañas Azules, donde
Pensilvania se encorva interminablemente
vistiendo, cual gato pintado, su pelo verde,
sus caminos hundidos como una gris tabla de lavar;
ahí, donde por cierto, se agrieta la tierra perversamente
una oscura cavidad desde donde ha manado el carbón,
Alguien que debió haber nacido
ya no está.
la hierba tan erizada y vigorosa como un cebollín,
y yo preguntándome cuándo se rompería la tierra,
y yo preguntándome cómo hace lo frágil para sobrevivir;
allá en Pensilvania, conocí a un hombrecito,
que no era Rumpelstiltskin, para nada, para nada...
él se llevó la hinchazón que comenzó el amor.
Regresando al norte, hasta el cielo se adelgazó
como una ventana alta que no mira hacia ningún lado.
El camino era tan plano como una plancha de aluminio.
Alguien que debió haber nacido
ya no está.
Sí, mujer, una lógica como ésta lleva
a una pérdida sin muerte. O dí lo que tenías que decir,
cobarde... este bebé que sangro yo.