Cecilia Romana

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El fabuloso mundo - Cecilia Romana

El dobladillo de tu pantalón
terminado en capiteles por obra y gracia
de la lámpara
que Agustín trajo de Pátzcuaro,
bajo la cual unos leen y otros planean
cómo arruinarnos la noche.


Los animales se arraigan a los ciclos,
endurecen
las cerdas. Un hurón, por ejemplo,
te aventaja en muchos puntos. Por empezar,
la vista,
aunque ocasionalmente se hermanen,
el hurón y vos: te habrías acoplado a cualquiera
de las presentes para conservar
tu especie.
Y si bien las palomas resultan despreciables
por traspasar pestes,
mantienen una pareja
hasta la muerte, lo que las
vuelve virtuosas,
al menos, bajo la óptica de mi género.


Leés. Al acabar cada verso, tus
dedos intentan
capturar la cerveza que dejé a tus pies
como ofrenda.
Cuatro elementos: aire, tierra, líquido,
y yo
que no me pertenezco ¿Un

cordero? O una paloma, Tiresias. 

 



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