Dejas el muelle pero no hacia atrás sino que partes
hacia tierras que eran mapas difíciles y bellos
y la patria de tu muelle crece a medida que te alejas
pero eres maduro, sabes que la nostalgia es un ardid
que debes superar sonriendo, apoyándote en distintas bordas
asomado a ventanillas que corren por múltiples paisajes
besando bocas del norte sur este oeste riendo hablando
idiomas que te obligan a pensar diferente del que eras.
Y en viaje por mar tierra o aire o en una ciudad te detienes
te sientes inseguro porque no has aprendido todavía
dónde está el viaje, dónde la permanencia, dónde estás
si en aquella lejana tierra o en las que inauguras,
cuál parte corresponde al viajero cuál a tu ausente
qué hacer con tus manos que palpan una zona que te exige
algo que no tienes entre ellas, que has perdido o que aguardas,
dónde posar los ojos que cargan algo que nunca contemplaste
y sin embargo parte de ellos y transforman lo que estás viendo.

Inédito, publicado en Diario La Nación, Bs.As., 1970