Anne Sexton
poemas.ar
La adicta - Anne Sexton
Traficante de sueño,
traficante de muerte,
con cápsulas en las palmas cada noche,
ocho a la vez, provenientes de dulces frascos
farmacéuticas
hago arreglos para el pequeño viaje.
Soy la reina de esta condición.
Soy una experta haciendo el viaje
y ahora dicen que soy una adicta.
Ahora me preguntan por qué.
¡POR QUÉ!
¡Es que acaso no saben que prometí morir!
Estoy conservando la práctica
Estoy simplemente manteniéndome en forma.
Las pastillas son como una madre, pero mejor,
de todos los colores y tan buenas como caramelos agrios.
Estoy a dieta de muerte.
Si, lo admito
Se ha convertido en una especie de hábito-
aspirar ocho a la vez, golpeando el ojo,
llevada lejos por las rosas, las naranjas,
las verdes y las blancas buenasnoches.
Me estoy convirtiendo en una especie de mezcla
química.
¡Eso es!
Mi provisión
de pastillas
tiene que durar por años y años.
Me gustan más de lo que me gusto.
Es una especie de matrimonio.
Es una especie de guerra donde siembro bombas
dentro de mí misma
Sí.
Intento
matarme en pequeñas cantidades,
una ocupación inocua.
La verdad, estoy obsesionada con ello.
Pero recuerda que no hago demasiado ruido
y, francamente, nadie ha tenido que arrastrarme
y no me quedo ahí parada en mi mortaja.
Soy un pequeño botón de oro¹ en mi camisón amarillo
comiéndome mis ocho hogazas en fila
y en cierto orden, como en
la imposición de manos²
o el sacramento negro.
Es una ceremonia
pero como cualquier otro deporte
está llena de reglas.
Es como un partido de tenis musical
en el que mi boca sigue atrapando la pelota.
Luego me acuesto en mi altar
elevado por ocho besos químicos.
Qué entrega es esta
con dos rosas, dos naranjas,
dos verdes, dos blancas buenasnoches.
Fee-fi-fo-fum³,
Ahora estoy tomada.
Ahora estoy adormecida.